Miedo Común de Todos
Hace un tiempo vi la película Passengers, que trata sobre un pasajero que se despierta antes de tiempo durante un viaje espacial. A medida que se da cuenta de que es el único despierto, su necesidad de hablar con alguien crece cada día. Cuando pasan las semanas y luego los meses, su desesperación llega al punto de considerar el suicidio. En su desesperación, despierta a otro (una pasajera), y la trama sigue desde allí (Recomiendo ver la película). Lo intrigante es captar como la soledad influye emocional y fisicamente en la vida del protagonista.
Génesis 2:18 dice: “Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea.” Esta película me recordó una serie en la que al final todos los personajes mostraban sus miedos, coincidiendo en que ninguno quería quedarse solo. “Si te sientes en soledad cuando estás solo, estás en mala compañía.” – Jean Paul Sartre. Es sorprendente considerar esto como un miedo común, porque aunque el miedo varía de persona a persona, al final, todos deseamos no terminar solos. ¡Nadie quiere estar solo! De hecho, una de las formas en que una persona puede morir es por soledad.
Pero hay situaciones peores, como estar físicamente con alguien y sentirte completamente solo. Robin Williams decía: “Solía pensar que la peor cosa en la vida era terminar solo. No lo es. Lo peor de la vida es terminar con alguien que te hace sentir solo.” Es doloroso darse cuenta de que una persona cercana puede hacerte sentir así.
La soledad no siempre es mala. Son esos momentos los que necesitamos para reflexionar, analizar, planificar y darnos cuenta de que Dios quiere tener una relación con nosotros. “Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su santa morada. Dios prepara un hogar para los solitarios; conduce a los cautivos a prosperidad; sólo los rebeldes habitan en una tierra seca.” Salmos 68:5-6.
Recuerda siempre: “Nunca están solos los que están acompañados de nobles pensamientos.” – Sir Philip Sidney. Y nunca olvides: “No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10.