La prueba del Hambre (Parte 2)

Anteriormente mencioné el caso de Elon Musk, así como la enseñanza de Jesús en Mateo 4:4: “No solo del pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. El enfoque de la primera parte fue la fuerza de tu propósito, que debe estar por encima de tus necesidades (lo que te diferencia de los animales).

Algo importante que debes tener claro sobre la prueba del hambre es que es un proceso con propósito. En mis escritos anteriores mencioné que “el universo te prueba para ver si apruebas”, antes de darte tu recompensa o determinar si eres merecedor de ella. En las escrituras, aquellos que recibieron su bendición pasaron por pruebas: José, antes de que se cumpliera su sueño de juventud, atravesó pruebas que formaron en él el liderazgo de Cristo; David, antes de ser rey, pasó por el proceso de convertirse en un guerrero de Dios, un hombre conforme al corazón de Dios; y Moisés, antes de convertirse en el libertador de Israel, pasó por la prueba del encuentro con Dios.

El punto al que quiero llevarte es el proceso que te tocará enfrentar. Ninguno de estos grandes líderes esperaron pasivamente para recibir su bendición; todos estuvieron en constante acción y crecimiento. La velocidad de cada proceso fue diferente, pero algo en común es que cada uno requería tiempo.

La prueba del hambre es también la prueba del sufrimiento, la que todos enfrentaremos cuando empezamos a crecer para alcanzar una meta, un objetivo, un sueño o propósito. Recuerdo que un amigo me dijo una vez que “crecer duele”, tanto que incluso cuando estamos creciendo físicamente, nuestro cuerpo se estira y experimentamos ligeros dolores. Así también, el crecimiento personal conlleva un grado de sufrimiento; “No pain, no gain”.

Como llego decir Jeremías 20:11-12, cuando estuvo en momentos dificiles: “Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa”.

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