La Obediencia Conduce a la Disciplina

La obediencia es el primer paso hacia la acción, expresada de manera pasiva o activa, implicando la subordinación de la voluntad a una autoridad, el seguimiento de instrucciones o el cumplimiento de demandas.

A menudo, obedecer puede resultar difícil o incluso doloroso. Sin embargo, aquellos que han alcanzado el éxito en algún momento de sus vidas han pasado por el proceso de obedecer y han sido disciplinados en sus objetivos. Para alcanzar esa disciplina necesaria para lograr cualquier meta, es imprescindible recorrer el camino de la obediencia. Sin Obediencia, no existe Disciplina.

Admiro profundamente al país de Japón, el cual es reconocido por su sólida disciplina, lo que le ha permitido convertirse en una potencia mundial. Esta disciplina sólida se basa en una actitud de obediencia ejemplar. Demuestran que primero fueron obedientes antes de convertirse en disciplinados. Al lograr ser obediente, se puede alcanzar la disciplina en cualquier momento, lo que se ha demuestrado que la disciplina supera a la inteligencia.

La obediencia es la madre del éxito y está casada con la seguridad” – Aeschylus-

Por esta razón, Dios demanda más obediencia que sacrificio, porque en la obediencia reside el verdadero poder. Obedecer es el sacrificio más valioso que se puede ofrecer. “Si escuchas atentamente la voz de Jehová tu Dios y cumples todos sus mandamientos que te prescribo hoy, Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra” -Deuteronomio 28:1-.

¡Si obedeces a Dios, sin duda alcanzarás el éxito!

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