Hay que Aprender
En una conversación entre amigos, surgió el tema: ¿qué pasará cuando se me acaben los temas para escribir? Mi respuesta fue sencilla: diariamente, Dios me da la oportunidad de aprender algo nuevo. Incluso hoy, cuando me siento sin temas, sé que es un indicativo de que debo aprender más y poner en práctica lo que he cultivado a través de la lectura y la experiencia. “Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre.” –Mahatma Gandhi.
Una de las mejores actitudes ante la vida es la de aprender. Así, nunca perderás, aunque fracases. Aquellos que creen saberlo todo son los que más difícilmente crecen. “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender.” –Alvin Toffler. Me entristece ver a quienes piensan que no necesitan consejos para resolver sus problemas; son ellos quienes más tiempo pierden y, a menudo, no logran nada debido a su falta de disposición para aprender.
Aprender es un acto de humildad. Jesús decía: “Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.” La humildad es rica en aprendizaje. No confundas humildad con pobreza; la pobreza es una mentalidad de escasez en lo material y espiritual, mientras que “La humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y sin ella no hay alguna que lo sea.” –Miguel de Cervantes. Adopta siempre una actitud de aprendizaje, y verás cómo todo lo que emprendas comenzará a florecer. Con esa actitud, Dios podrá decirte: “Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.” –Salmos 32:8