El Precio de la Disciplina o el Precio del Pasar
Escuchando a Jim Rohn hablar sobre la disciplina como clave del éxito, algo que dijo me impactó: comparó el precio de la disciplina con el precio de dejar pasar las oportunidades. Usó el ejemplo de unos amigos yendo a la playa mientras tú te quedas en casa estudiando. El precio de quedarte estudiando hoy es una inversión para tu futuro, mientras que los que eligieron la playa podrían lamentarse más tarde por no haber aprovechado mejor su tiempo.
Rohn señala que la misma disciplina que aplicas al hacer algo tan sencillo como arreglar tu cama es la misma que te llevará al éxito. No siempre tendrás ganas de hacerlo, pero la disciplina consiste en tomar las acciones correctas sin importar tus sentimientos. Es el puente entre tú y el éxito, pero requiere una batalla constante contra la comodidad y la procrastinación.
La disciplina comienza en la mente, donde proyectamos nuestras metas, objetivos y sueños. Sin ella, nuestros pensamientos y acciones quedarían descontrolados. Es por eso que muchas personas no alcanzan el éxito, simplemente porque no aplican la disciplina necesaria.
Dios también resalta la importancia de la disciplina en la vida de sus hijos: “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo” –Hebreos 12:6-7. Así, como un padre corrige a su hijo, la disciplina nos lleva al crecimiento y la sabiduría.
Recuerda que la disciplina es el precio del éxito, mientras que la falta de ella solo trae arrepentimiento más adelante.