El Mensaje de Nuestro Vestuario
Nuestro vestuario no es más que los utensilios que utilizamos para cubrir nuestra desnudez, tal como nos describe Génesis 3:7, cuando Adán y Eva, tras pecar, se dan cuenta de su desnudez y se cosen delantales con hojas de higuera. Desde entonces, el acto de vestirse refleja un instinto humano de ocultar y proteger nuestra vulnerabilidad física y simbólica.
Las personas elegimos nuestra vestimenta de acuerdo a la temporada, usando ropa cálida en invierno y ligera en verano, adaptando nuestro vestuario a las condiciones del entorno. Esto mismo puede aplicarse a la vida cotidiana: ¿Qué “vestuario” eliges cuando estás feliz, enfrentas un obstáculo, experimentas un fracaso o celebras una victoria? Desafortunadamente, muchos optan por el vestuario de la derrota, el desaliento o la queja, cambiando a uno de alegría solo cuando las circunstancias son favorables.
En contraste, los campeones y los exitosos adoptan un “vestuario de ganador” en todas las estaciones de la vida. Ellos saben qué atuendo necesitan para superar los obstáculos y resolver problemas. En términos simples, siempre están “listos para la acción”.
Sé que la lucha diaria puede ser exhaustiva, pero recuerda las palabras de Isaías 40:31: “pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”. Así que, vístete para el éxito, no para el fracaso, y continúa luchando. El águila, antes de su renacimiento, pasa por un proceso doloroso, pero emerge renovada y conquistadora de los cielos.
Dios nos ha dotado de capacidades superiores a cualquier otra criatura, colocándonos por encima de ellas, pero la decisión de perseverar y no rendirse depende de cada uno de nosotros. “No se puede subir la escalera del éxito vestido con el traje de fracaso” -Zig Ziglar.