Desierto Parte 3: Yo mismo
Recapitulando, el desierto está lleno de pruebas, y sin una razón sólida para superarlas, no es posible obtener la victoria. Mientras más fuerte sea esa razón que te impulsa a seguir adelante, mayor será la recompensa. Pero existe una lucha de la que nadie puede escapar: la lucha con si mismo.
A medida que avanzas, los cambios son inevitables; forman parte del progreso. Esto implica crecer, aprender y desarrollar tu potencial. Sin embargo, este crecimiento depende de lo que te dices a ti mismo, porque, como dice John Maxwell: “Si no te das cuenta de que tienes un valor genuino y que vale la pena invertir en ti mismo, entonces nunca invertirás el tiempo y el esfuerzo necesario para desarrollar tu potencial.”
No confundas esta inversión personal con el egoísmo. Algunas personas, ya sea por desconocimiento, inconciencia o desinformación, miran que asistir a conferencias, seminarios, o de adquirir libros coimo un gasto innecesario. Este tipo de pensamiento solo retrasa su progreso en el desierto y limita su desarrollo. Las personas aprendemos de otras personas (yah sea lo malo o lo bueno), por ende, lo mencionado anteriromente impulsa nuestro crecimiento personal.
Las personas exitosas lo son porque invierten en sí mismas y en su crecimiento personal. Autores como Robert Kiyosaki (autor de Padre Rico, Padre Pobre) aconsejan participar en actividades y eventos que eleven nuestro nivel. Este tipo de inversión tiene un valor mucho mayor que cualquier costo inicial.
El pueblo de Israel, que salió de la esclavitud de Egipto, nunca llegó a la tierra prometida porque no superaron sus propios paradigmas. Romper con viejos pensamientos requiere cambios, y esos cambios son los que fortalecen nuestro potencial y nos preparan para superar las pruebas. Dios quiere invertir en ti, pero esto solo será posible cuando empieces a ganar la batalla contra ti mismo y a invertir en tu desarrollo personal.
Porque, como dijo John McDonnell: “Cada problema le presenta a la persona a sí misma.”