Compromisos en el Tiempo
Estuve, hace varios años, en un taller sobre compromiso, donde realizamos una dinámica interesante: escribir los compromisos que corresponden a cada etapa de nuestras vidas—infancia, adolescencia, juventud, adultez y vejez. Me surgió entonces una pregunta clave: ¿Qué compromisos he cumplido y cuáles no? La respuesta que te des, te indicará en dónde te encuentras hoy.
Nuestras decisiones son determinantes. Lo que eliges hacer y ejecutar define si cumples o no con tus compromisos. Muchos llegan a la adultez arrepentidos de no haber hecho lo que les correspondía en la juventud. Más triste aún es cuando alcanzan la vejez preguntándose qué hicieron con su tiempo y viviendo las consecuencias de sus acciones (o falta de ellas).
“El compromiso es un acto, no una palabra” –Jean Paul Sartre. La Biblia habla sobre la ley de la siembra y la cosecha: lo que sembramos con nuestras acciones, cosechamos con resultados. Por ello, aprovecha el tiempo, no malgastes ni un segundo, y cumple lo que te comprometiste. Para una persona comprometida, lo imposible se vuelve posible. Como decía Mahatma Gandhi: “Los sueños parecen al principio imposibles, luego improbables, y luego, cuando nos comprometemos, se vuelven inevitables”.
Recuerda: “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.” -2 Corintios 9:6.