La Habilidad de Escuchar

Leyendo los libros escritos por Paulo Coelho, como El alquimista y El peregrino, siempre me llamaban la atención los capítulos que trataban sobre el tema de escuchar. Hay un gran poder en aquellos que saben escuchar; tanto es así, que Dios nos dio dos oídos y una sola boca: “Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse” (Santiago 1:19). Esto nos lleva a reflexionar: ¿Qué es lo que escuchas? ¿Dónde te detienes a escuchar? ¿En qué concentras tus oídos? La mayoría de las personas se detienen a escuchar música, otros se enfocan en los chismes del barrio o del trabajo, pero muy pocos se detienen a escuchar información que los llevará a otro nivel.

Con el paso del tiempo, perdemos la sensibilidad de escuchar. Lo más triste es que llega un momento en que dejamos de escuchar nuestro propio corazón. Paulo Coelho lo expresa bien: “¿Para qué debo de escuchar a mi corazón? Porque no conseguirás jamás tenerlo callado. Y aunque finjas no escuchar lo que te dice, está dentro de tu pecho repitiendo siempre lo que piensa sobre la vida y el mundo.” Cuando pierdes esta conexión, dejas de conocerte a ti mismo, pierdes la dirección de tu vida y llega un punto en el que “Estamos tan apegados a nuestra forma de vida que rechazamos las oportunidades simplemente porque no sabemos qué hacer”–Paulo Coelho.

Luego, nos encontramos escuchando solo informaciones que provocan miedos en nuestros corazones. Paulo Coelho da un consejo valioso sobre este tema: “Si tu corazón tiene miedo, explícale que el miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento y que ningún corazón jamás sufrió cuando fue en busca de sus sueños porque cada momento de búsqueda es un momento de encuentro con Dios y con la eternidad.” Para todo aquel que busca, encuentra, por lo cual, “Opta por dar oídos únicamente a lo que te incentiva a mejorar, a lo que te ayuda a corregir errores. El resto, simplemente finge que no lo escuchas o descártalo”–Paulo Coelho.

A medida que vamos creciendo, más difícil se nos hace escuchar a los demás. Pero lo más doloroso de todo esto es que dejamos de escuchar los sueños y anhelos que teníamos cuando éramos niños. “Debemos escuchar al niño que fuimos un día y que existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de instantes mágicos”–Paulo Coelho. Cuando éramos niños, nos enfocábamos en nuestros sueños, esos que se convertían en nuestro tesoro y para los cuales no existía lo imposible. Por eso, “Escucha tu corazón. Él conoce todas las cosas. Porque donde esté, allí estará tu tesoro”–Paulo Coelho.

Aquellos que saben escuchar reciben las instrucciones divinas, las indicaciones para llegar al éxito, porque Dios nos habla cada día, pero muchas veces estamos más atentos a escuchar la música o el ruido que nos mantiene donde estamos.

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