Emprender
Este tema surge de una palabra impartida en la congregación, en Julio del 2017, por una mujer que citó: “Con generosidad le darás, y no te dolerá el corazón cuando le des, ya que el SEÑOR tu Dios te bendecirá por esto en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas.” –Deuteronomio 15:10. En esta promesa, Dios nos asegura su bendición en todo lo que emprendamos (MIENTRAS ESTEMOS EN SU VOLUNTAD).
Pocos comprenden realmente el significado profundo de la palabra “emprender”, y por qué Dios promete bendecirnos en todo lo que emprendamos. Primero, es importante entender que “emprender” proviene del latín. La palabra se origina de in-, que implica penetración, estar en, y del verbo prendo o prehendo, prehendis, que significa agarrar, sorprender, atrapar, prender, capturar, ocupar, alcanzar, llegar, arribar. Así, el concepto de emprender es la acción de “llegar a agarrar”, alcanzar algo. La primera definición de emprender es comenzar algo, ya sea una acción, un trabajo, o cualquier actividad con seguridad y ahínco, aunque pueda ser dificultosa o conlleve cierto peligro.
Sentimos la bendición de Dios en el emprendimiento porque este camino nos expone a dificultades y peligros, y es en esos momentos cuando percibimos el poder de su soberanía. Sin embargo, esta bendición no es automática; requiere que el emprendedor avance con determinación, superando obstáculos y persistiendo sin importar las adversidades. Durante esta travesía, el emprendedor desarrolla atributos esenciales mencionados en la Biblia: disciplina, amor, pasión, sabiduría, discernimiento, liderazgo, fe, visión, capacidad, carácter, y eventualmente, éxito. No es difícil deducir que quien persevera en su emprendimiento será bendecido.
Entonces, ¿por qué no vemos bendición cuando estamos cómodos? ¿Por qué no descubrimos de lo que realmente somos capaces? ¿Por qué no avanzamos? La respuesta es sencilla: miedo, emociones desenfrenadas, y la comodidad que nos ofrece este mundo. “Cuando quieras emprender algo, habrá mucha gente que te dirá que no lo hagas; cuando vean que no te pueden detener, te dirán cómo lo tienes que hacer; y cuando finalmente vean que lo has logrado, dirán que siempre creyeron en ti.” –John Maxwell.
El emprendedor paga el precio de su bendición, un precio que muchos no están dispuestos a pagar. La mayoría guarda sus sueños en una gaveta, se frustran y se rinden. Sin embargo, mientras tu cuerpo se mueva, Dios te sigue dando la oportunidad de ser emprendedor. No dejes que el miedo o la comodidad te detengan; elige avanzar y descubrir la bendición que Dios tiene para ti en el camino del emprendimiento.