Hay que Pulirse
Proverbios 27:17 dice: “El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre.” Este versículo me sorprendió, y no hay duda de que Salomón fue considerado el rey más sabio de la historia. Seguro has escuchado la frase: “Cuando te pulas, serás excelente en eso,” que resalta la importancia de desarrollar nuestras habilidades, sean técnicas, deportivas o de cualquier otra área.
El proverbio es impactante porque realmente se nos conoce por la manera en que tratamos a los demás. Khalil Gibran lo dijo bien: “El acto más pequeño de amabilidad vale más que la intención más grande.” Sin embargo, la sociedad actual nos impulsa a actuar de manera individualista y a evitar la interacción con los demás. La realidad es que, si quieres crecer y tener éxito en la vida, debes saber cómo tratar a las personas. La historia no ha visto personas exitosas que solo resolvieron sus propios problemas; más bien, aquellas que resolvieron problemas para muchos, como Thomas Edison con sus inventos, Bill Gates con la computación, Henry Ford con los vehículos asequibles y Jesús de Nazaret con la salvación de la humanidad.
Un dato importante: aquellos a quienes no les gusta tratar con la gente son los que más necesitan aprender esta habilidad. Le pagan más al que sabe tratar o dirigir personas que al que solo tiene una habilidad técnica sobresaliente. Un ejemplo claro son los gerentes, quienes ganan más que los técnicos. Muchos estudian una carrera para evitar tratar con personas, pero al final, es la gente quien paga, no la carrera que eliges. Las carreras fortalecen tus habilidades técnicas, pero el trato con las personas es crucial.
Una de las razones por las que no nos gusta tratar con los demás es porque no los entendemos, olvidando que son personas igual que nosotros. Como dijo Platón: “Sé amable, pues cada persona con la que te cruzas está librando su propia batalla.” Tu comportamiento habla más que tus palabras, y las personas que saben tratar a los demás son las que tienen los mejores equipos, las mejores relaciones y las que reciben más apoyo. Steve Hall lo resumió bien: “La forma más verdadera de amor es cómo te comportas con otra persona, no lo que sientes por ella.”
Bob Anderson dijo: “No hay nada tan recompensante como hacer que la gente se dé cuenta de que son valiosas en este mundo.” Esto se logra tratando bien a las personas. Si no lo has experimentado, date la oportunidad de hacerlo y verás cómo tu corazón salta de alegría y cómo la bendición de Dios llega a tu puerta.