Fórmula de la Personalidad
En un libro que trataba sobre la personalidad, se presenta una fórmula interesante: “personalidad + poder = persona positiva”. Esta fórmula subraya la importancia de conocerse a uno mismo, ya que ese conocimiento es fundamental para desarrollarse y desenvolverse mejor en la vida. Conociendo tus fortalezas y debilidades, podrás desarrollar tu potencial y adquirir poder. Al final, esto te convertirá en una persona positiva.
Surge entonces una pregunta importante: ¿dónde aplicarías ese poder? La respuesta está dentro de ti. Mary Wollstonecraft decía: “No les deseo que tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas”. Lograr tener poder sobre uno mismo es clave, y la educación es una herramienta fundamental en este proceso. Nelson Mandela dijo: “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”, y Mahatma Gandhi complementaba esta idea con: “tú debes ser el cambio que deseas ver en el mundo”. A través de la educación, ganarás poder sobre ti mismo y serás capaz de influir positivamente en tu entorno.
En Gálatas 6:4, se nos aconseja: “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro”. Esto significa que debemos enfocarnos en conocernos a nosotros mismos antes de intentar comprender a los demás. Al final, seremos juzgados por nuestras propias acciones, no por las de otros. Los exitosos buscan siempre mejorar, mientras que otros buscan a quién culpar de sus fracasos. La diferencia radica en que los exitosos tienen poder sobre su personalidad, mientras que aquellos que fracasan dejan que sus emociones los dominen.
Dios nos ha dado poder: “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). Tu personalidad tiene un propósito divino, y sólo podrás descubrirlo cuando te conozcas a ti mismo. Confía en que lo que viene de Dios es bueno para ti y para los tuyos.
Finalmente, en 2 Corintios 12:10, se nos dice: “Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Esta afirmación sólo puede venir de alguien que ha alcanzado la madurez mental y ha llegado a conocerse profundamente. Conocer tu personalidad y tener la actitud correcta te permitirá ver la fuerza en tus debilidades y convertirte en una verdadera persona positiva.