Admitir es de Maduro
Es importante entender qué significa realmente la madurez. En términos generales, se refiere al estado óptimo de las frutas, al juicio prudente o sensato, y a la edad de un individuo que disfruta plenamente de sus capacidades sin haber alcanzado la ancianidad. Sin embargo, la psicología nos enseña que no hay una edad específica que garantice la madurez emocional. Por eso, Matías Gonzalo decía: “Equivocado está aquél que relaciona edad con la madurez”.
La Biblia también nos ofrece una perspectiva sobre la madurez, diferenciándola de la niñez. En 1 Corintios 13:11, se dice: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre hecho, dejé lo que era de niño.” Esto nos enseña que la madurez implica una forma diferente de pensar y actuar frente a las circunstancias. Para ser un gran empresario, por ejemplo, es necesario pasar por fracasos y aprender de ellos. La única manera de aprender de un fracaso es siendo lo suficientemente maduro para reconocer tus errores y no culpar a otros por ellos.
Esto no significa que ser como un niño esté mal en todo momento. La Biblia también resalta en 1 Corintios 14:20: “Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar; más bien, sed niños en la malicia, pero en la manera de pensar sed maduros.” Tener un corazón de niño, lleno de alegría y pasión, es valioso, pero debemos combinarlo con una mente madura.
Una persona madura sabe liderarse a sí misma y no deja que sus emociones la controlen. Joshua L. Liebman decía: “La madurez se logra cuando una persona pospone placeres inmediatos por valores a largo plazo.” Y Jim Rohn afirmaba: “La madurez es la capacidad de obtener sin pedir disculpas y no quejarse cuando las cosas no van bien.”
Reconocer que te falta mucho por aprender es el primer paso hacia la madurez. La madurez no es una apariencia ni un estilo, sino una actitud que te ayuda a mejorar y desarrollarte a través de las circunstancias.
A medida que maduras, Dios te muestra más. Es importante reconocer que una persona más joven puede enseñarte mucho más que alguien mayor. Reconocer esto es un signo de verdadera madurez.